Después de dejar el hogar de sus padres e irse a vivir a una casa compartida, Miiko empieza a adaptarse poco a poco a su nueva vida gracias a la ayuda de todos, en especial de Matsunaga, que trata a la chica con una dulzura especial. Pese al miedo que le inspiraba al principio, pronto descubre que se ha enamorado de él.
Una noche, mientras los dos preparan takoyaki, se besan por accidente y, sin pensarlo, Miiko confiesa… ¿¡que le gusta?!